FESTIFREAK 2019 (1): Retrato de propietarios | Joaquín Maito (2018)
FESTIFREAK . FESTIVALES . NOTASLA DISPERSIÓN COMO OBJETO DE SABER
por Rodrigo Buedieman
El desconcierto no necesariamente es un motor de creación de sentido. No es y no debe ser una regla. Sin embargo, puede contribuir (formalmente) a reconfigurar un nuevo orden que no siempre implica una nueva lógica, más bien, teoriza un mundo desde otra perspectiva.
La primera impresión que tal vez surja de una película como Retrato de propietarios es justamente desconcertante. El registro disperso de animales y ciudades a lo largo del mundo demuestra, sobre el final, la necesidad de una significativa voz en off que denote una posición frente a las imágenes que vemos.
Vale transcribir: “Siempre hemos vivido en la miseria, y nos acomodaremos a ella por algún tiempo, pero no olvide que los obreros son los únicos productores de riqueza. Somos nosotros los obreros, los que hacemos marchar las máquinas en las industrias, los que extraemos el carbón y los minerales de las minas, los que construimos ciudades. ¿Por que no vamos pues a construir y en mejores condiciones para reemplazar lo destruido?, las ruinas no nos dan miedo. Sabemos que no vamos a heredar nada más que ruinas, pero a nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante.”
La película esta plagada de gatos que transmiten, de perros que reciben, de carteles vaciados de sentido y de propietarios que buscan a sus animales perdidos. El magnifico organismo sonoro reúne la disparidad de las imágenes en un cuerpo que habla por si mismo. El mundo es un lugar inhóspito que tiene todas las condiciones para desaparecer producto de su ejercicio. Aquí es donde se hace ineludible no pensar en Chris Marker (y no por su reminiscencia a los gatos), aquel precursor que operaba como una antena parabólica que registraba minuto a minuto el imaginario global. Pero la película no es solo una etnografía visual, la antena es literalmente un dispositivo de transmisión, y ante el desconcierto, siempre es bueno volver a Bazin, ya que es el montaje, creador abstracto del sentido, quien mantiene el espectáculo en su necesaria irrealidad. La película es una puesta en evidencia de las consecuencias del ejercicio del hombre, y cómo bien dijo el gran crítico, la fábula nace de la experiencia que la imaginación trasciende.
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