FESTIFREAK 2020 (1): Caperucita Roja | Tatiana Mazú (2019)
FESTIFREAK . FESTIVALESCAPERUZOTA
Caperucita Roja
Tatiana Mazú
Argentina, 2019, 93 minutos
por Rodrigo Buedieman
La tradición del relato “Caperucita Roja” tiene su origen en la transmisión oral. La no fijación escrita presume el intento de preservar una memoria colectiva, y al mismo tiempo asumimos las versiones alternativas que se han desplazado a lo largo en el tiempo; que terminan como versión definitiva en formato cuento al que no podemos disociar, primero en Perrault y luego en los hermanos Grimm. Todos habremos escuchado alguna vez la historia de una jovencita que en su recorrido por el bosque se encuentra con el lobo feroz. Aquello que hemos asumido como inevitable es su práctica moralizante. Destituir el subtexto que admitimos como instructivo hubiese sido un buen camino.
Sobre el principio, la abuela, junto a su hija y sus dos nietas, parecerían retomar la oralidad. Casi en su totalidad, recita el texto de memoria, como si entre medio hubiesen intersticios que no deberían ser olvidados. A medida que avanza el relato conocemos su historia, el suelo español, su exilio a Buenos Aires, y el aprendizaje del oficio que le permitiría el sustento económico, coser como un medio de producción más entre otros. Al mismo tiempo, la construcción en conjunto de un abrigo rojo que permite la transmisión de un saber entre una generación y otra, de la abuela a sus nietas.
Invocar la película a partir de un retrato/autorretrato no sería del todo correcto. Por los créditos, entendemos que una de las nietas es la directora de la película. Si bien el material de archivo y el registro del encierro sujeto al interior de la casa de la abuela, habilitan la indagación de la estructura familiar, sobre el final, se evidencia que el orden familiar es solo una excusa para mostrar una certeza del presente. La lucha del feminismo es la causa mas justa e importante en lo que va del nuevo siglo, la evidencia se puede comprobar en las calles de prácticamente todo el mundo. La revuelta que sucede afuera, hace inevitable pensar el adentro. Abrir el debate con otra generación y miembros de la propia familia porque el exterior no solo acontece, sino que lo demanda, se abandona. Mostrarlo no es lo mismo que pensarlo. Hay una serie de planos que su literalidad no admiten un nivel interpretativo y que su decisión de puesta en escena es ajena al resto de la película. Sobre el final, la abuela es abandonada sola en la terraza de un edificio, mientras sus nietas movilizan las calles. La discusión aún no ha empezado, la incapacidad es quizás el desconocimiento por donde empezar a cuestionar el tiempo presente. Proyectando a futuro el objetivo de lucha que expone la película, no existe la visión de un mundo perfecto, es más próximo a una adicción al glamour de los medios de movilización y militancia. Los teóricos del caos muchas veces perpetúan su propia lógica. En la autonomía y actualización de las reversiones de “cuentos feroces” que propone Shumi Gauto hay verdaderas posibilidades de cambio. Los cuestionamientos de Caperuzota proponen el aprendizaje y dinamitan la moralina.
Deja un comentario