El árbol de peras silvestre | Nuri Bilge Ceylan (2018)
CRÍTICAS . NOTASEL ÁRBOL DE PERAS SILVESTRE
por Alejandro Sánchez Moreno
alesanchezmorenolh@gmail.com
Ahlat Agaci
Nuri Bilge Ceylan
Turquía/Francia/Alemana/Bulgaria/Bosnia/Macedonia/Suecia, 2018, 188 minutos
En un lugar cercano a la actual ciudad de Canakkale existió la ciudad de Troya. La guerra que terminó con sus días fue inmortalizada por Homero, el poeta griego, en los versos de La Ilíada. La estatua de madera del caballo de Troya que luce la ciudad fue un regalo de Hollywood, del equipo de filmación de Troya (2004), donde Brad Pitt interpreto a Aquiles, el semidiós griego cuya única debilidad era el talón.
Sinan llegan a Can, su pueblo natal, un pueblito rural cerca de Canakkale, luego de completar sus estudios que lo convertirán en maestro rural si logra aprobar su último examen. En Can se reencuentra con su familia que vive casi en la ruina, porque su padre, maestro de escuela primaria, se ha convertido en un adicto a las apuestas. Los días que pasara en su pueblo se debatirán entre su necesidad de buscar financiamiento para su primer libro y entre lidiar con su padre que parece que ha perdido toda aspiración en la vida. Idris, el padre de Sinan, luego de ser un maestro ejemplar durante treinta y cinco años ha pasado a una existencia donde pareciera que su única preocupación es conseguir dinero para sus apuestas y empecinarse en cavar un pozo de agua en un lugar donde los aldeanos y su padre le dicen que no hay.
Hasta aquí la trama y los conflictos son simples y comunes a cantidad de películas. Un joven recién recibido que no quiere adaptarse a vivir en su pueblo chato donde las alternativas de vida son acotadas y una relación conflictiva con su padre, a quien parece que le ha perdido el respeto. Lo distintivo es cómo está contada la historia: a través de largos planos secuencia donde se va encontrando con amigos, conocidos, una compañera de la escuela secundaria de la que estuvo o está enamorado, entre otros. En busca de un mecenas para su libro los encuentros derivan en diálogos muy extensos, mucho más largos que los que una narración clásica implicaría. En estas charlas surgirá el momento existencial, de bisagra, que atraviesa Sinan, en su búsqueda de una identidad y un futuro. La filosofía, la religión, el arte, el papel del artista en la sociedad, aparecen como temas que el joven quiere examinar, dar vuelta, cuestionar. Hay un plano que comienza con una conversación debajo de un árbol de manzanas, ahí se encuentra con dos imanes (los encargados de dirigir la oración colectiva en el islam) y sigue con una larga caminata que empieza en las afueras de la ciudad para terminar en una casa de té ya en el pueblo. El plano dura más de veinte minutos. La conversación se inicia debajo del árbol, continúa durante la caminata y culmina en la casa de té. Hablarán sobre el Corán, sobre la fe, sobre el papel de la religión en la vida, sobre las costumbres de los aldeanos, sobre la construcción de una mezquita, sobre ateísmo, sobre la inutilidad de la vida, sobre Jane Jackson que ha comenzado a usar velo, sobre el padre de Sinan. Además de filmar el movimiento, Nuri Bilge Ceylan, filma las palabras.
La película no está exenta del comentario político y social. Los maestros están empobrecidos, sólo parece haber trabajo para ellos si emigran hacia el este del país, el mismo Sinan no ve como algo muy positivo para su futuro convertirse en maestro. En una conversación nos enteramos que un amigo recibido en Ciencias Políticas no ha conseguido trabajo y finalmente lo obtiene en el área de antidisturbios de la policía, en lo que parece una gran ironía. Por otro lado su compañera de secundaria con la que se ha encontrado se casa en un matrimonio arreglado, esta misma mujer se ha tenido que esconder detrás de un árbol para fumar un cigarrillo. De una conversación surge también la costumbre de los aldeanos de realizar fiestas cuando se produce un nacimiento o un casamiento, más como excusa para recibir regalos en oro de los invitados que por la celebración misma.
La región y el pueblo donde se desarrolla la historia son desolados. El frio implacable nos penetra hasta los huesos. Las casas, la escuela, la terminal de ómnibus, los bares, son austeros. Los colectivos de pasajeros, las mesas de los bares, las tacitas de té, la ropa que usan los pobladores son antiguos. La vida rural parece de otra época. Parece un lugar que se ha detenido en el tiempo. Sin embargo la filmación contrasta con todo eso. Tiene momentos de gran lirismo. La nieve, las hojas, el viento, el sol, los paisajes, la costa, los caminos rurales, están registrados con gran belleza. ¿Que busca Nury Bilge Ceylan con este contraste? ¿Qué empaticemos con la historia? ¿Qué la visión de la película nos sea más amigable? ¿Qué a pesar de todas las dificultades que tiene la vida hay cosas que son hermosas? ¿Busca tal vez un acercamiento poético a los temas que se van desenvolviendo? ¿O hacer gala de su destreza para filmar? ¿Es real ese contraste? ¿O la vida es así, fea y linda al mismo tiempo?
Excelente critica Alejandro.
Excelente nota! Y sobre el final, las preguntas….se me ocurre…¿será una manera de que pensemos en dónde ponemos nuestra mirada? Muchas gracias