JERRY LEWIS
EFEMÉRIDESGRANDES HORAS DEL PAYASO
por Román Ganuza
Estas anotaciones comenzaron cuando vi –recientemente y por primera vez- El Rey de la Comedia de Martin Scorsese, película del año 1982. Allí, un delirante Robert De Niro encarna un tipo especial de soñador artístico. Grotesco y prepotente, da por seguro que una gran figura del espectáculo americano –su referencia icónica- intimará con él, se sorprenderá de sus aptitudes y lo hará participar en su afamado show. El personaje de De Niro es un producto patético pero probable dentro de una cultura que sobrevalora el éxito y la fama. En tanto comprueba que no será atendido ni escuchado, el aventurero urde el torpe secuestro extorsivo de su ídolo. La victima es el prolífico Jerry Lewis, quien bajo otro nombre se interpreta a sí mismo en la película. Algo me ocurre cuando lo veo aparecer. Observándolo en este reverso de sus papeles clásicos, me visita una vaga nostalgia y crece mi curiosidad. Se mueve en mi memoria la noción lejana pero confiable de haberme divertido con un hombre que exageraba la gestualidad física. Se me cruza el deshilachado recuerdo de una suerte de tonto que bizqueaba y resonaba con voz latosa. Pero presiento también que conservo de ello algo fuerte, una atracción o una admiración especial. Y lo más claro de esta evocación debilitada, es la sensación de haber reconocido en él algo distintivo, la presunción de intuirlo como artífice de una vigorosa novedad.